jueves, 1 de diciembre de 2011

Sonrisa Falsa. 




Sonrisas, risas, miradas, sonrojos, felicidad, gozo, amo, libertad… Nada más que pura falsedad, estas triste, más juras eres feliz, sabes que no es así, puedes mentirles a todos, menos a ti, no puedes esconderte de ti misma y eso te duele, te duele porque lo extrañas, te duele porque lo quieres a tu lado, quieres que esos besos tan tuyos que en este momento son de otra vuelvan a ti. 


Mas sabes que no puedes; mentiste, le mentiste a Él, les mentiste a todos, te mentiste a ti, y ahora no sabes cómo zafarte de tu maraña, quieres gritar la verdad… Pero tienes miedo a que te juzguen.

No quieres perder a tus amigos, no quieres perder al otro, pero tampoco quieres perderlo a él, -aunque entiendes que a cada mentira se va alejando de ti, más y más-, no resistes y por eso lloras, lloras riendo, como siempre, te ríes de ti, de tus mentiras y de tu  gran puesta en escena; lloras por tu amor, porque sabes que él no estará siempre esperando a que tu decidas, si él o el otro, esperando a que decidas entre azul y verde; los colores de sus ojos.

Te mira, lo hace de aquella manera tan fría que sientes que te congela el alma, -podría congelar el sol, si lo estuviera mirando-, sus palabras están impregnadas en hiel, y su sonrisa llena de rencor y dolor, luego llega ella… 


Aquella es todo lo opuesto a ti, pero al mismo tiempo es tu espejo, sabes que ella no lo ama, lo sabe él también, pero su mirada cambia cuando ella está, se vuelve dulce, sus sonrisa no deja de tener dolor pero ya no hay rencor, sus palabras son suaves, y un abrazo de los dos te hace querer morirte, de celos y dolor, al saber que esa podrías ser tú, pero… Por tus estúpidas decisiones no es así.

Suspiras y te vas… Ya tu corazón no soporta tanto dolor, te miras en el espejo del retrovisor y te ríes una vez más de tus lágrimas, al llegas a casa arreglas tu rosto, dejando caer tu cuerpo en el sofá comiendo un gran bote de helado, -es lo único que calma tus penas-, recibes una llamada. 


Es el otro, le dices que te sientes mal, que hoy no tienes ganas de salir ni de nada por el estilo, que lo sientes –pero esas  palabras no significan lo mismo que  con otras personas, se escribe siento no poder salir, se lee lamento no poder amarte– él dice que está bien, que está preocupado por lo que te ira a visitar.

Preparas la escena, quieres dar tu mejor actuación para que no note lo que en realidad sucede, él  llega y te consiente, mira las películas esas de comedia y drama románticos que quieres ver, ya que, van acorde con tu ánimo, te abraza y lo abrazas, piensas en el otro mientras el acaricia tu cabello, de la forma que a ti te gusta cuando quieres dormir, él es increíble, lo sabes, sabes que cualquiera diera hasta lo que no tiene para estar allí con él, deberías sentirte afortunada, pero no es así.

Del otro lado del cristal, esta él, aquel chico de ojos verdes y mirada de hielo, soltando una lágrima de impotencia al ver a su amor abrazada a otro, sonríe y niega con la cabeza, alejándose y subiendo a su auto, lástima… 


Él que venía a pedirle disculpas, y decirle que se dieran otra oportunidad, pero sabía que imposible, lo de ellos, jamás fue y jamás será, algo sin ser ni razón, una simple sonrisa falsa en los labios de un sufrido. 

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